¿En qué se diferencian estos vinos del resto? ¿Qué tienen de especial?
Un vino de autor se caracteriza por ser supervisado en las distintas fases de su elaboración, cultivo, vendimia, fermentación, crianza, embotellado, conservación y hasta la comercialización, por un enólogo con el objetivo de crear un vino único e inimitable, es decir, totalmente personal.
De manera que el enólogo profesional es el que cuida con meticulosidad cada uno de los aspectos que influyen en la elaboración del vino, plasmando sus conocimientos técnicos, su forma de trabajar, sus preferencias, sus vivencias, su estilo y su personalidad en él.
Esto quiere decir que tiene la libertad creativa para hacer lo que él considere necesario, de acuerdo con las propiedades de cada añada y del estilo que quiere imprimir, sin tener que seguir con las pautas y normas preestablecidas y pudiendo jugar con los colores, aromas y sabores del vino.
Para ello, presta mucha atención a los análisis de laboratorio tanto de las uvas como del mosto, dado que contribuyen a detectar las diferentes concentraciones de compuestos, como los índices de color, los polifenoles totales, niveles de acidez, pH, alcohol, azúcar residual, etc.
suelen ser de elevada calidad al ser elaborados con uvas procedentes de las mejores viñas de la bodega en cuestión y analizados y degustados por un panel de profesionales de la vitivinicultura. Se tratan de cosechas muy reducidas en las que se sigue un estricto proceso de selección y que cuentan con una dedicación especial por parte del enólogo, para conseguir la máxima calidad en sus producciones limitadas que no exceden nunca las 25.000 unidades.
Del mismo modo, otra particularidad de los vinos de autor es que son muy creativos debido a que el enólogo busca ampliar nuevos horizontes, elaborando un vino con unas características nunca vistas e implementando diversas técnicas innovadoras en su producción.
¡Qué sea Sangre!