El corcho representa la corteza de una variedad del alcornoque, árbol que tiene la propiedad de reconstituir indefinidamente su corteza. El corcho utilizado para la fabricación de tapones es un corcho de reproducción que se reforma después de varios descortezados. Es necesario una decena de años entre cada recogida de planchas de corcho.
En razón a su débil densidad, a su compresibilidad, a su elasticidad, a su impermeabilidad, a su larga conservación al contacto de los líquidos, a la estructura de su superficie pulida, el corcho constituye un material único para el taponado.
Del mismo modo que el vino, el corcho tiene una memoria: Cada bosque, cada parcela y cada árbol representan características específicas que deben tenerse en cuenta en cada etapa de la fabricación del tapón.
Un mejor conocimiento de los distintos tipos de corcho impulsa a los profesionales a reclamar la institución de una denominación de origen. Para los conocedores, los bosques catalanes producen las mejores especies, cuya calidad solicitan las mejores bodegas del mundo. También en el corcho, el origen puede ser garantía. No obstante, hay distintos tapones, y el coste de cada tapón está ligado a su calidad. De esta manera, además de los tapones naturales, en la actualidad existen otros tapones de corcho derivados de los primeros, donde en unos casos se busca lograr una permeabilidad a los gases, como los utilizados para los vinos espumosos, pero tratando de reducir de manera notable su coste, sin perder las funciones encomendadas a este tipo de cierre.
Tipos de tapones de corcho:
Tapones Colmatados: Este tipo de tapones permite utilizar planchas de corcho muy ricas en lenticelas, aunque de adecuadas propiedades físicas o mecánicas, donde la presencia de estas lenticelas producen un mal aspecto en los tapones terminados.
Tapones naturales de dos piezas: Este sistema permite utilizar planchas de corcho de menor espesor, que las utilizadas para el troquelado de los tapones naturales normales.
Tapones aglomerados: La gran cantidad de corcho que resulta de los desechos en las operaciones de fabricación de los tapones de corcho natural e incluso el procedente del corcho macho o bornizo, puede ser aprovechado para la fabricación de planchas de corcho destinadas a aislamientos.
Tapones técnicos aglomerados: Este tipo de tapón fue desarrollado hace pocos años por la firma Sabaté con el nombre de “Altec”, utilizando el mismo sistema de fabricación que los aglomerados anteriormente citados, pero variando la composición de la mezcla de fragmentos de corcho y ligante.
Tapones mixtos de aglomerado y corcho natural: Son tapones donde el cuerpo está formado por un cuerpo cilíndrico de corcho aglomerado y en uno o dos de sus extremos se colocan uno o dos discos de corcho natural.
Tapones de corcho cabezuelos: Estos tapones se utilizan tradicionalmente para el cierre de los vinos licorosos o generosos.
Tapones sintéticos: Este tipo de tapones se encuentre en la actualidad en pleno desarrollo, motivado por varios factores, siendo uno de ellos la escasez creciente y elevado precio del cocho natural y otro de ellos, la solución a los problemas del “Sabor a corcho” que con frecuencia aparecen en los tapones fabricado de este material.
Mucho más que un simple cierre, el corcho de una botella de vino es el protagonista secundario que pasa muchas veces desapercibido. El corcho es el guardián del sabor que disfrutamos en cada copa pero, también, el culpable en muchos momentos de que un vino no esté a la altura de lo que esperamos.
Desde entonces, el uso del corcho para cerrar las botellas de vino se consagró de manera definitiva para todos los vinos pero, especialmente, para los vinos reserva y Gran Reserva (o, lo que es lo mismo, todos aquellos vinos que permanecen durante largos periodos de crianza en bodega).
Algo que no responde a la casualidad sino, más bien, a la capacidad de adaptación del corcho a las condiciones climáticas externas. Dada su elasticidad, el tapón de corcho es indispensable para cumplir con una doble función: por un lado, permitir la microoxigenación del vino (algo que facilita que evolucione de manera lenta y progresiva); por otro, protege el interior de la botella del exceso o defecto de humedad ambiental del exterior.
Por este mismo motivo, es fundamental conocer la mejor manera de guardar las botellas de vino. Una garantía que evitará que cualquier factor incida en su sabor, con especial atención a la humedad. Y hacemos hincapié en este aspecto, porque su exceso o defecto es precisamente una de las señales que un corcho nos dará de una mala conservación: mientras su falta resecará el corcho (corriendo el riesgo de rasgarlo y dejar entrar más aire de la cuenta), el exceso provocará la aparición de hongos en su superficie.
Ventajas y desventajas del tapón sintético
Precisamente por este último aspecto (la aparición de hongos, conocida como TCA), en los últimos años ha ido ganando terreno el uso de los tapones sintéticos.
Un empleo cada vez más habitual que permite recortar los porcentajes de infecciones por hongos en el vino que se dan de manera habitual (así sea en un pequeño número de botellas y de manera independiente de la calidad del corcho). Sin duda, una razón de peso para que sobre todo en la última década el tapón sintético se haya impuesto como una alternativa práctica al corcho habitual.
Las principales ventajas de los tapones sintéticos no se resumen únicamente a que, al tratarse de un material inorgánico, evitan las infecciones de hongos. Además, este material permite controlar mejor el vino dentro de la botella así como facilitar el almacenaje en vertical de las botellas (que ya no necesitarán mantener la humedad de los corchos ni facilitar la entrada de oxígeno).